BIOGRAFÍA

Los frutos, la obra, el origen, de Humberto Rojas Rodríguez nacido en Fómeque, Cundinamarca y criado en Choachí; un muchacho de campo, fogueado entre los 5 y 13 años, en todas las actividades de un campesino: desde bajar leña, ordeñar, enlazar, trabajar, caminar, llevar la comida a los trabajadores, ir a la escuela, etc. Sin olvidar el cargar la bestia, andar por los caminos distancias largas, esto ocurrió entre los 4 y los 9 años. De ese trasegar avanzó por el camino de la vida como todo mundo, sin saber en donde caía, y cayó de la falda en la falda de un sacerdote Salesiano, en el colegio León XIII, como un muchacho del servicio, echando carbón con la pala a la estufa, desgranar las habas, la arveja y pelar la papa; servir con un cucharon y una perola a 1200 alumnos, el desayuno o el almuerzo; barrer patios, limpiar salones, etc. De allí, salto Humberto meses después, a manejar la huerta de los salesianos en Mosquera, donde se sembraba de todo. Además, había conejos, abejas; allí se aprendía, se trabajaba, se dirigía y todo solo, esto ocurrió entre los 13 y los 14 años, allí, nadie le enseño, nadie le dirigió, solo el sentido común y la responsabilidad.

De la Comunidad Salesiana, en donde realizo todos los trabajos descritos y de donde Humberto tiene muy buenos recuerdos, grandes sentimientos, y admiración, por la gigantesca obra “ Don Juan Bosco”; la cual conoció en Colombia, en Bogotá en el 20 de Julio, en el Valle, Boyacá, en el municipio de Pacho, donde fue profesor, allí encontró en veredas, escuelas agropecuarias, al igual que la Escuela Agropecuaria de Ibagué “San Jorge” (de donde salieron los primeros profesionales del agro). En Manaos (Brasil), a orillas del amazonas, se estrelló con un gigantesco colegio de artes, allí, como en todos los colegios Salesianos, se enseñaba carpintería, talabartería, sastrería, peluquería, tipografía y todas las artes. Humberto siempre ha dicho: “que obra tan grande la de Juan Bosco, lástima desapareció en parte su esencia, Dios tiene en su haber el “Espíritu de don Bosco”, pero el mundo lo ha olvidado”.
Esta gran obra de don Juan Bosco, realizada en Europa, en América y en todo el mundo, se unió al sentimiento y a la vida de Humberto, sin nuca olvidar el ejemplo de valor, mística, sacrificio y obra de Bolívar, nuestro
Libertador, obra que Humberto la tomo puro, como se debe tomar una obra, sin criticarla, lo inspiro toda la vida. A Bolívar y a Don Juan Bosco, se unió la imagen de Jesús crucificado, que se encontraba en la iglesia de Choachí, al lado izquierdo del altar, a tres metros de la altura y de cuerpo entero casi desnudo, allí, crucificado y sangrante; Humberto casi no atendía a la misa, por ver la imagen de Jesús, hasta que lo llevó en el alma, y aun lo carga con él. Pura esencia espiritual humana, encarnada en Jesús, y misteriosamente, o espiritualmente en Dios. Dios, a quien tuvo descuidado muchísimo tiempo, pero que en los últimos años, empezó a descubrir y besarle los pies, a l imagen espiritual, omnipotente, que sigue y lleva en el alma. Estas tres imágenes, unida a la genética y la cultura, que la naturaleza le dio; al esfuerzo, el sentimiento y el dolor que en el trasegar de la vida, se le fue atravesando, en los seres humanos humildes, votados, impotentes para subsistir, arrastrando la vida en diferentes formas; lo mismo los animales de carga; y ¿Por qué no, en la belleza de una flor, de una hoja, de un tejido misterioso de selva, en donde deslumbraba el sol o las nubes traspuestas, empezando a visualizar y a sentir a lo largo de la vida, la naturaleza

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